Volviendo de Argentina le pedí a Ian si podía escribir un poco lo que era viajar conmigo, ya que siempre escribo yo, quería que supierais un poco lo que es soportarme durante 3 semanas (he dicho soportarme?? Quería decir tener el placer). Aquí está el resultado aunque creo que ha exagerado bastante y a omitido algún que otro detalle... Por mi parte puedo decir que viajar con Ian ha sido estupendo, es siempre atento y divertido!
El primer día de nuestro viaje en Iguazú, Marta quería que les contara a sus queridos lectores mi experiencia con ella como compañera de viaje durante las siguientes tres semanas. Pensé, ¿estaba bromeando conmigo?
Sus ojos me miraban seriamente -- algo que apunté para referencia futura -- y me hizo pensar: ¿iba a sobrevivir tres semanas? ¿Cuántos amigos suyos desaparecieron sin noticia? Aún peor, ¿era una persona que ronca mucho? Lamenté que no lo hubiera investigado suficientemente y de repente un salto desde las pasarelas me ofreció libertad serena. Marta les prestaba su atención a los animales jugando en la papelera; ésta es mi oportunidad, pensé. Los arcos iris abajo me aprobaron a aterrizar. Seguramente, mi familia entendería.
Sin embargo, acordándome que nuestros bocadillos de tortilla, preparada según una receta familiar, habian sido colocados en su mochila y obviamente no podría volar con hambre, decidí seguir adelante con ella. Nunca me arrepentí.
Viajar con una persona sola que sigues conociendo mejor, se siente inicialmente como encontrar un cofre del tesoro desconocido sin la llave o las instrucciones para abrirlo. Es emocionante y curioso descubrir su personalidad, sus pensamientos, lo que le gusta y no le gusta; sin embargo, los dos tienen que abrirse cuando se sienten listos. No hay que ser impaciente; hay que ser optimista, que los momentos oportunos se presentarán a lo largo del viaje. Un momento así apareció cuando nos encontramos en un pueblito de Paraguay, sin una razón de estar allí, pero me di cuenta que Marta sabía como aprovechar tanto lo malo, como lo bueno (como por ejemplo en el Sheraton Iguazú), esto, para mi, es un rasgo fundamental para viajeros. Resultó que festejamos con el alcalde de ese pueblo y otros desconocidos, que como yo, descubrieron mejor su carácter encantador y buena disposición que simplemente hacen el evento más agradable.
Para viajeros futuros, pueden estar seguros que Marta contribuye al equipo mucho más que lo guapa. Ella sabe como extraer toda la información de su entorno para nuestro beneficio, cuando respetuosamente hace mil preguntas directas a los oficiales de turismo, los que probablemente nunca han trabajado más que cuando la vieron y siguen con pesadillas de su vuelta. Además, es una maestra maravillosa, no sólo con los niños de la escuela brasileña, sino más grandes como yo, cuando tranquilamente me avisaba de la marcha correcta en el coche, mientras yo aprendía a manejar la transmisión manual y a la vez evitaba a vacas enormes cruzando la carretera. La manera en que cuida a su familia y a sus amigos aún desde muy lejos es algo muy admirable que deseas ver en los demás.
Un día en Córdoba, nos hablamos sobre cuando puedes confiar en una persona. Bueno, puede ser que no confíes en nadie o confíes en todos, dejando que los actos hablen por sí mismos. Pero con Marta, quieres confiar en ella. De verdad, es lo mejor que puedes desear en tu compañero.
Gracias Ian por el viaje y por el post
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